*Para mi querida Eli*
La chica de
una mirada ausente que hechiza, que me eriza la piel. Apareciste cuando el
corazón estaba en la oscuridad, aun lo está pero te tengo a ti, eres mi
esperanza, eres la cura que tanto necesito, que controla mi ansiedad, que
desata la pasión.
Con tus cabellos
desaliñados y de color negro, se parecen a serpientes que con su ponzoña envenenan
mi mente, enervan mis sentidos.
Tu piel es
blanca como la arena de cancun, casi son visibles tus venas azules. Despacito
quiero devorar esa piel de seda que viste cada musculo, cada curva de tu
escultural cuerpo. Suavecito desde tu yugular hasta el lugar mas prohibido.
En tus ojos
aceitunados, veo reflejado el casto pecado, una sola mirada basta para quedar a
tus pies, siendo tu esclavo, hazme heridas con esas uñas que se convierten en
poderosas garras. Entrelaza mi pecho con tus brazos firmes, hazme caricias con
tus labios de ciruela. Deja que en las noches tu hálito encienda la pasión.
Tu rostro es
el de una niña buena, pero yo sé la verdad, tus cejas oscuras no mienten cuando
te enojas y a pesar de todo te quiero, aun con esas ojeras marrones me fascinas.
Esas mejillas con los hoyuelos que se forman cuando sonríes tienen algo de
sobrenatural sin mencionar los delgados rizos blancos que a veces resbalan de
tu cabello hacia los hombros.
Tu vientre es
firme y blanco como el mármol, te hago cosquillas y entonces veo un ombligo
coqueto que me incita a palparlo con mis dedos.
Y cuando bajo
por tus caderas y más allá del monte de venus hacia un rumbo fuertemente
custodiado por tus manos, sobresale una cicatriz provocada por alguna mala
intervención quirúrgica o que se yo.
Ah! Tus piernas,
tan bien formadas, fuertes y pálidas, las amo tanto al igual que tu trasero
redondo y firme; tus pantorrillas son como las de una gimnasta, cualquiera
diría que eres una, con las cicatrices que llevas en tus rodillas y las venas
que sobresalen de tus pies. Me gustan tanto esos pies, con esas uñas rosadas,
nunca las pintas.
A todo lo que
he dicho, puedo decir que eres la princesa de mis cuentos sombríos, te amo por
ser como eres, aun cuando usas boxers para dormir, a pesar de que tienes una
vagina medio rara, eres mi razón para seguir.
Me gusta
recostarme en tu pecho abultado y escuchar tu corazón palpitar, y disfruto
contemplando tu nariz romana, eres mi musa, muñeca triste. Dulce de Leche.
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