martes, 5 de diciembre de 2017

Noches Mágicas del Verano Cap. 3


Capítulo 3 El Mirador

Las noches calurosas del verano en Cancún, siempre son aprovechadas para ir a la playa con los amigos, y ese año 2007 no iba ser la excepción.



Era un sábado de septiembre cuando nos reunimos en casa de una chica morenita un poco mayor que nosotros, le llamaban Quimera, era otra integrante en nuestro grupito de amigos darketos, góticos, vampiros, qué sé yo.
Ya éramos siete compañeros de aventuras; luego entonces se había formado una banda de música entre Gaby, Daniel, Sol, Eduardo y ahora Quimera. Ellos ensayaban casi todas las tardes en la casa de mi amigo Dani, yo en ocasiones los acompañaba y los escuchaba, no lo hacían tan mal.
Estaba atardeciendo cuando nos reunimos en casa de Quimera, ésta era grande y aún estaba en construcción. En esta ocasión mis amigos iban a tomarse una sesión de fotos para la portada de sus sencillos, se habían maquillado y vestido de acuerdo al estilo que reflejaría su música, algo así como victoriano o gregoriano.
Así se fue muriendo la tarde entre fotos y risas, excelentes disfraces y actuaciones.. Estábamos todos bien alivianados, solo faltaba nuestra amiga Gaby, no había podido acompañarnos esa tarde porque tenía mucha tarea, pero la veríamos luego, al caer la noche.
Una vez que anocheció, nos dirigimos hacia la plaza del pueblo, ahí nos encontraríamos con Gaby y le platicaríamos de todo lo que se había perdido.
Cuando llegamos al lugar, nos encontramos con otros grupitos, algo mezquinos, como los skatos o darketos y punketos o emos, eran como una combinación de ambos. Sin embargo he de aclarar que vivíamos en un pueblo pequeño, así que todos nos conocíamos, ya que habíamos estudiado en la misma secundaria y primaria, hasta conocíamos a las familias.
La plaza del pueblo era donde se reunían todos, no había en ese entonces mejor lugar para reunirse con los amigos y pasar el rato. No obstante cada quien tenía su grupito, mi hermano de hecho estaba con los que eran entre emos y darks.
Pasaban ya de las siete de la noche cuando avistamos a Gaby, andaba linda como siempre, algo desesperada aquella vez, decían que andaba urgida por novio, algo le sabían, había rumores. Nos juntamos todos y nos pusimos a charlar de lo acontecido y lo que planeaba mi amigo Daniel para seguir con el proyecto de la banda.
Después de ello, se empezaba a extender un rumor de que los darketos y skatos querían ir a la playa, más precisamente al Mirador, un lugar muy conocido en la zona hotelera de Cancún y ya habían alquilado una Van o transporte público. Luego entonces por medio de otros amigos, también nos estaban invitando a nosotros, a los que tuvieran para pagar el pasaje (unos quince pesos en ese entonces), e ir y quedarse a una lunada en la playa. No había vuelta atrás hasta el día siguiente.
No lo pensamos dos veces y corrimos a nuestras casas a pedir permiso. Mis padres eran muy alivianados, así que conseguí el permiso para mí y bueno mi hermano no dijo nada, solo se escapó con sus compinches. El que no tuvo tanta suerte fue mi amigo Daniel, sin embargo se escapó también con nosotros. Los demás también consiguieron el permiso, todos diciendo o más bien mintiendo a sus padres que seriamos responsables y que cuidaríamos de nuestro amigo u hermano.
Incluso las chicas consiguieron el permiso, mi amigo Daniel y yo nos encargaríamos de cuidarlas, sobre todo a Andrea y a Sol que eran las más pequeñas, eran las lolis del grupo. Nos las llevamos cargando en la espalda como hombres fornidos y valientes que éramos.
Nos volvimos a reunir en la plaza del pueblo y esperamos la Van o Combi alquilada, no tardó mucho en llegar y nos metimos como pudimos.
Pasaban ya de las doce de la noche cuando nos desplazamos hacia la playa por la carretera más corta, éramos alrededor de quince adolescentes en aquel vehículo pequeño, íbamos apretados pero emocionados.
Lo bueno que el viaje fue corto, antes de que las piernas se me empezaran a acalambrar, bajé junto con mis amigos y nos reunimos en aquel lugar paradisiaco cada quien con su grupito. Ahí estábamos en el Mirador, algunas bancas estaban dispuestas para aquellos que quisieran sentarse a disfrutar de la vista y algunas chozas estaban más adelante para los servicios públicos, sanitarios y regaderas.
El viento nos llegaba del noreste y nos abrazaba con entusiasmo; a unos cien metros de la carretera se encontraba la playa, las pequeñas dunas blancas  se extendían en la penumbra, hasta encontrarse con las olas del mar. Luego el sonido de estas retumbaba en los oídos, nos dejamos maravillar por aquel paisaje nocturno engalanado por los enormes hoteles que se erguían a lo lejos con sus diminutas luces.
Probablemente fuimos los últimos en dejar la parte del mirador que se encontraba a un lado de la carretera para luego dirigirnos a la playa. Cuando por fin logramos reunirnos cerca de la orilla del mar, en medio de la penumbra y alumbrándonos con nuestros celulares nos dimos cuenta que Andrea y Quimera se habían escapado con los punketos.
Según palabras de Eduardo y Daniel se habían alejado con mi hermano y su amigo inseparable, alias el Pitt. Éste era como su perro fiel.
La más preocupada fue mi querida Gaby, ya que Andrea era su hermanita; traté de alivianarla diciéndole que mi hermano no le haría nada y estaría bien con ella (Ajá), no tenía por qué preocuparse. Además Quimera, que era mayor que nosotros, también estaba con ellos y tampoco dejaría que le pasara algo.
Una vez que hablaron con Quimera por el celular, todos se tranquilizaron. Después caminamos por la playa, en la oscuridad de la noche, el viento seguía galopando con entusiasmo y las nubes desfilaban rápido sobre el cielo, empezaban a ocultar las estrellas, amenazaban con lluvia.
Avanzamos solos, nosotros cinco  entre la penumbra, buscando donde acampar y pasar la noche, a lo lejos se veían a los otros grupitos de chicos que habían decidido ir hacia el otro lado, pronto se perdieron en la oscuridad. Seguimos explorando en todo aquello, encontramos una choza pero había muchos vidrios, así que seguimos andando. De pronto mi amigo Daniel me contó la historia de amor de Eduardo, al parecer le gustaba nuestra amiga Sol, claro que no me sorprendió. Pero entonces se nos ocurrió el modo de juntarlos para que se declarara; que romántico ¿no?, en medio de aquel paraje, tal vez hasta yo también me animara con Gaby, aunque aún no estaba de acuerdo con lo que sentía.
Seguimos andando entre aquellas pequeñas dunas blancas hasta que llegamos a una pequeña palapa que estaba a lado de un importante hotel, ahí decidimos recostarnos y tener una charla mientras comíamos las botanas que habíamos llevado para la ocasión, escuchamos música de nuestros celulares, cantaron los que sabían cantar y seguimos disfrutando de la brisa del mar, nos arropamos cuando empezaron a caer ligeras gotas de agua.
Daniel y yo nos recostamos en el trasero de Sol que era el más blandito y tratamos de descansar un poco, (debo decir que es muy terapéutico). Me imagino que fue ahí cuando empezó mi amigo a planear como juntar a Sol con Eduardo.  A pesar de que nos había gustado alguna vez y queríamos mucho a nuestra lolita, teníamos que dejarla crecer y convertir a Eduardo en un hombre hecho y derecho.
Pues bien una vez que el guardia del hotel, nos corrió de donde estábamos, comenzó el plan. Me indicó que acompañara a Gaby y a Eduardo por delante en lo que hablaba con Sol, así lo hice. Luego a cierta distancia regresó él solo. Entonces se llevó a Eduardo hacia donde estaba nuestra amiga Sol, mientras le susurraba algunas palabras a la oreja.
Yo en tanto me quedaba con Gaby que algo intuía, y quería saber lo que cada vez era más obvio, me lo pedía con desesperación.
A lo lejos observé a mi amigo Daniel dejando solos a Eduardo y a Sol cerca de la orilla del mar, de pronto se besaron aquellos tortolitos y se abrazaron con pasión, se dejaron llevar por el momento, se tendieron sobre la playa y siguieron sus instintos sin más.
Debo decir que estando con Gaby aquello me pareció algo incómodo, tal vez a ella también. En fin esperamos a mi amigo Daniel que llegaba triunfante y luego nos alejamos hacia una choza que había cerca y charlamos de lo ocurrido.  En tanto yo observaba a Gaby, parecía más urgida por conseguir novio o tal vez solo era mi imaginación.
Se acercaba la cuarta hora de la mañana, cuando empezó la lluvia, pronto todas las parejas que andaban en la playa se empezaron a juntar con su grupito. Nosotros también decidimos juntarnos e ir a buscar a Andrea y a los demás. Para esto caminamos hacia las chozas  donde estaban los sanitarios y las regaderas.
Al llegar nos dimos cuenta de algo que nos dejó intrigados, los punketos se tambaleaban y parecían borrachos. Gaby palideció mientras observaba aquello, si los punke-sucios habían comprado su pack de cervezas. Vi entonces a mi hermano y a su amigo  borrachos hasta el cuello, todo su grupito lo estaba, por dios hasta Andrea y Quimera también.
Al parecer Eduardo y Sol no eran la única pareja que se había formado, también Quimera y Andrea habían encontrado el amor o al menos  eso fue posible gracias a la magia del alcohol.
Yo no supe que decir, Gaby estaba enfadada con Quimera, y quería regresar a casa con su hermanita lo más pronto posible.
Todos lo pensamos y estuvimos de acuerdo con ella, luego entonces nos pusimos en marcha hacia la parada de autobús más cercana, incluso con la lluvia cayendo a cantaros. Total a eso habíamos venido a la playa, a mojarnos. Solo Quimera y Pitt decidieron quedarse con los demás punketos.
Gaby discutió con su hermanita, luego harta, la dejó con mi hermano. Le pedí a mi amigo Daniel que los cuidara y luego la seguí. La vi caminar bajo la lluvia, enojada y empapada, extrañamente me inundo el corazón, corrí entonces a resguardarla con una toalla que llevaba en la mochila.
La abrace mientras la protegía de la lluvia con aquella delgada toalla, así estuvimos hasta que llegamos al paradero que estaba techado. Ahí esperamos que llegara el autobús que nos llevaría al centro. Éste llego a las cinco de la mañana.
Subimos todos y yo me senté a su lado, platicamos de los por menores de la vida y estuvo más tranquila; reía de vez en cuando de algunas de mis tristes anécdotas de la infancia.

En el centro de la ciudad, tomamos otro autobús que nos llevaría hasta el pueblo, entonces la deje descansar, había sido una noche muy larga. Y entonces la observé mientras dormía, era ya la segunda ocasión y sentí un ardor intenso en el corazón.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Mis desvaríos







Una noche de profunda reflexión y buscando en el baúl de mis recuerdos, me encontré con varias fuentes o escenas de mi infancia,  que han inspirado o dado motivo a mis desvaríes. Era yo muy joven, tal vez unos 10 o 11 años tendría cuando me invadió la locura del amor y todo eso que a uno conlleva. Demasiado apasionado, o curioso por la vida que me rodeaba,  camine por lugares mágicos, oscuros y raros. Sin más preámbulos los dejo con varios de aquellos desvaríos que nunca olvidare.


"Bien dicen que los momentos de la infancia marcan tu vida para siempre"


"A veces quiero darme gustos que no puedo encontrar en ningún lado, solo en mi imaginación."







Confesiones de una mente perturbada





Cuando habrá nacido esta lujuria que siento casi todos los días. En ocasiones siento que me mata. Si empiezo a recordar… me imagino que fue hace mucho tiempo atrás. Tal vez fue cuando tuve uso de razón o cuando me volví muy  inteligente en la escuela,  y eso es muy probable que haya sucedido cuando atravesaba mis joviales nueve o diez años.
Me había vuelto un niño precoz desde que mis padres me habían puesto a leer y a escribir duramente. Entonces solía leer mucho, cualquier cosa que me resultara interesante, (sobre todo me fascinaba lo sobrenatural) y  también escribía pequeños relatos, algunos los contaba a mis amigos y otros me los guardaba.  Poco a poco el mundo se me fue abriendo en mi pequeña mente, me paso como a Matilda yo creo.
Por aquel entonces, mi interés por las niñas de mi edad era algo inocente y normal.  Siempre había jugado y me había divertido con mis primas y amigas sin sentir nada pecaminoso. De todos mis amigos era el más inocente y puro, nunca había sentido el amor o esas ilusiones apasionadas, ni siquiera estaba cerca de pensar en tener sexo. Realmente era feliz en mi inocencia acompañado de aquellas simpáticas chiquillas.
Sin embargo no sé cómo empezó a cambiar aquel sentimiento inocente, empecé pronto a ver a mis compañeritas, amigas y primas de otra forma, algo despertó con fuerza en mí. Habrá sido culpa de la televisión o el cine (o tal vez esta maldita ciudad) ¿quién sabe?, pero sucedió entonces que mis primeros sueños húmedos fueron inspirados por adolescentes famosas. Supuse que fue lo normal; no creo haber sido el único en ilusionarse con Lindsay Lohan o las gemelas Olsen.
Sin embargo mi verdadero cáncer mental, la causa de mi masoquismo psíquico empezaría a formarse poco tiempo después, gracias a la magia del internet.
Solo recuerdo que tal vez tendría unos once años cuando mi gran amigo de la infancia me mostró unas imágenes perturbadoras donde aparecían niñas desnudas;  desde entonces hasta el día de hoy me volví adicto a contemplarlas. No sé si nuestra inteligencia, curiosidad o las hormonas nos hacían amar aquella concupiscencia pero era un terrible secreto que debíamos guardar. No lo culpo por mostrarme aquello y tampoco lamento que haya estado ahí para contarme sus fantasías más descabelladas, por él experimenté mis primeros placeres y disfruté de varias charlas sobrenaturales en las noches.
Así como Alejandro tenía a Hefestion así yo tuve a un gran amigo con quien compartir secretos y aventuras. Juntos fuimos dos niños exploradores descubriendo el ancho mundo, crecimos juntos, aprendimos de todo y padecimos del mismo mal (aunque él tal vez no se quejaba como yo).
Y entonces me ha surgido la pregunta ¿me hizo él amar aquello, o ya era así? Lo que trato de entender ahora es que si el amigo de la infancia que tuve, me contagio esta enfermedad o tal vez... yo ya tenía estos pensamientos impuros y simplemente nos hicimos más unidos por tener los mismos gustos.
A veces deseaba volver a hacer un niño inocente, me sentía culpable y creo que lo único que frenaba mi ansiedad era dibujar. Pero aun así era inevitable pensar en aquello.
A mis doce años me encontraba estudiando en la secundaria y mientras a todos mis amigos les gustaba ver mujeres desnudas yo me sentía a gusto observando a las preadolescentes. Así pues tuve que cambiar de gustos para ocultar aquella desviación que tenía por las niñas. 
Me animé pensando en que pasado los años olvidaría aquel cáncer mental y me enamoraría de una linda chica de mi edad y viviría dignamente mis días de estudiante de secundaria. Pero esto nunca paso xD (era demasiada fantasía).
A mis 13 años, prefería jugar con mis vecinas de 8 y 9 años, me gustaba ser su hermano mayor y vaya que eso me hacía feliz. Sin embargo jugaba con fuego, mi conciencia me lo decía, cada vez que palpitaba el deseo concupiscente y aunque no quería tenía que decirles adiós.
Así quiso el cielo que fuera durante aquellos días de mi adolescencia; no quería crecer, quería que el tiempo me dejara ahí jugando con aquellas tiernas y dulces jovencitas que me rodeaban. Pero luego entonces vendría un ser divino, un dios que pondría a temblar mi cuerpo, me haría sobreponerme a él.

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Si apareció ella, la gentil dama de mis relatos sobrenaturales.


Fin

viernes, 28 de julio de 2017

Noches de Insomnio en tu honor


Y trece años después… tu fantasma me sigue visitando como aquellos días del otoño del 2004.
Me siento atrapado en esa época donde me desvivía por verte, me estoy ilusionando de nuevo.

—Me la estoy olvidando a ratos amigo mío, ya no sé si es un recuerdo, o el recuerdo de un recuerdo.



Mi secreto




lunes, 24 de julio de 2017

Sin sentido



“Solo por un beso”

En el día apenas te vi
Aún sin poder reprimir
Esos bellos recuerdos de ti

Veía esos ojos acaramelados
Como el tierno niño que soy

Entonces me di cuenta
De aquello que me volvía infeliz
Un sentimiento profundo
Habría de aparecer

Pensando en ti
No pude contener la tristeza
Por que algo en mi interior
Añoraba tu presencia

Ahora sin sentido estoy
Por ese momento cálido
Donde te besé sin miramientos

Hoy no puedo recordar otra cosa
Mas que ese desdichado beso tuyo
Que despertó aquellos sentimientos
que aguardaban en lo mas profundo del corazón


Sin sentido estoy por ese amargo beso tuyo





25 de agosto de 2007                                             Charlie Glez.

jueves, 6 de julio de 2017

El recuerdo de un otoño lluvioso




*Para tu corazón*   29 de septiembre

Quiero que entiendas
que me duele no poder estar
a tu lado y que
siempre pienso en ti

En esas noches frías,
siento tu calor cerca de mi cuerpo,
pienso en que estarás haciendo
y me olvido de mi alrededor,
por tan solo un instante

Al verte caminar sola,
mi alma se entristece,
y quisiera poderte acompañar
hasta el fin del mundo

Tal vez algún día
te vea más seguido y
sienta lo hermoso que es
tener a alguien a mi lado


Cuando llegue ese día
el amor me habrá
conquistado y tu
seras mi reina

Quiero que estés
siempre a mi lado
cariñosa y comprensiva
mirándome a los ojos

Te necesito mujer
Mi pecho duele al verte triste
y mi corazón pide a gritos
un dulce beso tuyo

Te necesito porque te amo
Te amo porque te necesito




*Me gustas niña*   25 de octubre

Sabes, nunca he tenido
la oportunidad de estar
a solas contigo y de
poder observar más
de cerca tus lindos ojos

Porque si así fuera
haría que te sintieras
como la chica más hermosa
y afortunada del mundo

Te contaría todo sobre
mí y como tú me
enganchaste con tu mirada

Te diría lo guapa que eres
y como es que me
alegra tu inocencia de niña

Porque estoy enamorado
de una niña que me quita el sueño

Una niña a la
que quiero tanto y
siempre la llevo
muy dentro del corazón

Esos ojos que Aquél te dio
se ven tan hermosos en tu rostro
y se asemejan mucho
a la dulce miel

No me gusta que estés triste,
porque al ver salir lagrimas
de tus lindos ojos
se me parte el corazón

Eres mi ángel que me alienta
en este mundo de tristeza
donde lo único que me sobra
es vida para ti corazón.


*Esa vez...*    28 de octubre

Recuerdo esa vez
en la escuela que
yo sentado frente a ti
te vi por primera vez

No sé de donde
llegaste para robar
mi corazón que no había
sentido algo así antes

A veces me pregunto
si Aquél te envío a ti
inocente a flechar
mi corazón tan solo

Esa vez creía que
solo era un amor pasajero
pero ahora se que sin ti
no puedo vivir en este mundo

En las noches tu imagen
en mi mente se presenta
un sentimiento triste
un amor incontrolable

Pienso que nunca estuve ahí
que nunca quise estar así
enamorado y ahora perdido sin ti
en una vida tan infeliz

Aún hoy recuerdo esa vez
llorando como quiso Él,
en que no tuve tu piel
y tampoco perdí tu calor









*Cúrame de este mal*     18 de noviembre

Dime que esta enfermedad
tu sí la puedes curar,
Solo tú puedes saber
de qué sufro en mi soledad

Casi todos los días llevo
éste cáncer en mi mente,
no puedo dejar de pensar en ello,
aunque me esfuerce

Estando con mis amigas
siento que me mata,
estando con mis amigos
me siento confundido

Pero se que al estar contigo
puedo encontrar esa calma,
y olvidar esos malos pensamientos
que perturban mi cerebro.

Él sabe que es
lo que llevo en mi mente
pero créeme que si tu me curas
no he de olvidarte

Sé que el amor cura todo,
hasta la más grave enfermedad
Por eso te necesito
tu que me has de cuidar

He de amarte mucho más
si comprendes lo que te expreso
y me alivias de este mal,
que solo tú puedes conocer y curar






*Fui un cobarde*   12 de diciembre


Hoy pienso que
fui un cobarde, porque
nunca exprese mis sentimientos
hacia a ti

Nunca me esforcé por estar
a tu lado y siempre
que te veía corría a
esconderme en mi seriedad

Siempre te he querido
más que a cualquier otra chica
y no puedo creer que
no te lo haya podido demostrar

Con otras chicas estoy
tranquilo y sereno,
pero cuando te veo siento
mariposas en el estómago.

Siento latir tan fuerte
el corazón que parece
me va a estallar si
recibo un cálido beso tuyo

Fui un cobarde
nunca pude decir
lo que siento por ti
y ahora no te tengo

Si se presentara alguna
oportunidad no la
desaprovecharía para nada
y entregaría esta carta

La respuesta me haría
sentirme libre de esta
culpa tan profunda
que tengo en el corazón.




*Enamorado*   24 de diciembre

Desde el primer día en que te vi
sentí algo por ti,
el corazón latía muy fuerte,
toda mi sangre circulaba con rapidez

Mis ojos brillaban como estrellas,
las pupilas se dilataban
queriéndote observar a cada paso
y todo con fugaz dilección

Al ver tus ojos tan bellos
y observar esa sonrisa dibujada en tu rostro
me siento tan bien que
cualquiera que se atreviera
no me haría exasperar

Cuando estoy cerca de ti
mi respiración se torna agitada
y solo al percibir tu aroma
se electriza mi cuerpo y alma

Día tras día pienso en ti
me preocupo por ti
y quiero verte tan cerca de mi
aunque solo sea un instante

Estoy enamorado de tu ser,
una atracción especial siento por ti
y tu sola cercanía, despierta en mi interior
un sentimiento de deseo y exaltación

Se que eres mi más grande distracción
a la vez que mi más grande amor
por eso te quiero
porque vives en mi corazón.





Claudia: Estoy perdidamente
enamorado de ti. Me urge hablar
contigo a solas. Mañana te saludare
como ahora. Déjame tu respuesta en
la mano, diciéndome cuando y dónde
podemos vernos, o si prefieres que ya
no te moleste.


                                             Carlos

lunes, 3 de julio de 2017

Carta de amor 2006


En este día. . .
        
Para Claudia                             23 de febrero                                       

En este día yo quisiera pedirte que
Seas mi novia porque yo no se que hacer sin ti.
Tú eres para mí la luna y las estrellas
Que me alumbran en esas noches oscuras.

En este día yo quisiera entregarte mi corazón
Y decirle adiós a la soledad
Que tanto tiempo me ha rodeado.

Quisiera poder ver siempre esos ojos tan hermosos
Con los cuales me miras,
Quisiera que jamás apagaras esa sonrisa
Que me anima en esos días tristes.

Este día sería el más feliz de mi vida si me dijeras
Que piensas lo mismo que yo
Y que aceptarías robar mi corazón.

No se que dirás pero espero que no seas cruel con mis sentimientos.
                                                                                                             Carlos Glez.